
Aparentemente, Rihanna cambió los directores del proyecto justo cuando estaba dando los toques finales a su disco, por lo que tuvo que acomodar todo de nuevo a último momento. Consideró que su prioridad era resolver estos detalles, antes que viajar a la India para la ceremonia. Sucede que su álbum tiene que salir a la venta en dos semanas y todavía no había finalizado la grabación.
Katy Perry habría estado al tanto de esta posibilidad, pero de todas maneras le reservó una habitación por si llegaba a ir. Finalmente, tuvo que arreglárselas sin su amiga, porque Rihanna no apareció ni el último día. Me pregunto si la actual esposa de Brand se habrá sentido ofendida o habrá entendido la stuación, dado que también es artista y sabe el trabajo que cuesta concluir un álbum.
Sea como sea, me cuesta entender que, si Rihanna considera a Katy tan amiga como dice (hasta el punto de organizarle la fiesta de despedida de soltera) no haya previsto que ese fin de semana tenía un compromiso inamovible: la boda. No dudo de que debe haber sido muy difícil tomar una decisión para determinar qué hacer, pero me sigue pareciendo extraño. Yo soy una fiel creyente de que la familia y los amigos son lo primero, pero supongo que ser una artista de la talla de Rihanna significa tener otro tipo de obligaciones que yo jamás entendería.
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